Micaela Pinna Otero
LA GACETA
Comenzó el juicio por uno de los crímenes que más repercusión causaron en el último tiempo en la sociedad tucumana. Ayer Edgar David Villafañe (22 años) se sentó en el banquillo de los acusados para ser juzgado por el homicidio del cabo Ramón Sánchez (44), ocurrido en julio del año pasado. Mientras que la parte acusatoria informó que pedirá la pena de prisión perpetua, la defensa no adelantó su pretensión punitiva.
El brutal hecho ocurrió el martes 4 de julio de 2023. La víctima regresaba a su vivienda alrededor de las 19.30 cuando, según la acusación del Ministerio Público Fiscal, fue interceptado por Villafañe en la autopista Circunvalación, a la altura del barrio Las Piedritas. El imputado amenazó a Sánchez con un arma de fuego y le exigió sus pertenencias. Ante la negativa del cabo se produjo un forcejeo entre ambos que concluyó cuando Villafañe efectuó seis disparos contra el policía, que le causaron la muerte.
El caso fue investigado por el personal de la Fiscalía de Homicidios II, siguiendo las instrucciones del fiscal Carlos Sale. Nueve meses después Villafañe fue acusado de ser el autor del delito de homicidio triplemente agravado por criminis causa por asegurar el robo, por la condición de policía de la víctima y por el uso de arma de fuego.
Ayer, en sus alegatos de apertura, el auxiliar Miguel Esteban Fernández expuso la teoría fiscal que tiene como base el hecho de que Villafañe asesinó a Sánchez sólo por pertenecer a la fuerza policial. “La víctima recibió no menos de seis impactos en su cuerpo, hubo una violencia desmedida. Según entiende el Ministerio Público Fiscal, esa violencia se explica en la condición de policía que tenía Sánchez. Estoy prácticamente convencido de que si hubiera sido un ciudadano que no tuviera ese tipo de formación el imputado no hubiera desplegado esa cantidad de tiros, ni hubiera tenido ese desprecio hacia la víctima”, indicó el representante del MPF.
Para probar este punto dijo que durante el debate declarará el perito que analizó el teléfono celular de Villafañe. “Allí hay conversaciones puntuales en las que expresa los motivos por los que habría matado a Sánchez”, advirtió.
Fernández resaltó la importancia que tiene la ubicación de la escena del crimen debido a la cercanía con la vivienda del imputado y al temor que pudo haber causado en los testigos. “El hecho fue en las inmediaciones donde vive el imputado, es donde él se siente cómodo para desplegar la actividad delictiva. Es una persona que ya tuvo antecedentes con esta dinámica de abordar a personas que circulaban por allí, de manera que estamos ante una persona que hace un estilo de vida a este tipo de actividades ilícitas y que nos costó la vida de Ramón”, sostuvo.
La querella, representada por los abogados Silvia Furque y Gerónimo Martínez Molina, adhirió al planteo de la Fiscalía.
Julio Galup, en representación de la Defensoría Oficial, sostuvo el principio de inocencia de su pupilo y mostró discordancia con lo manifestado por la acusación.
En sus alegatos iniciales planteó que Villafañe no sabía que Sánchez era policía al momento de efectuar los disparos. “Si lo analizamos desde otra perspectiva y nos situamos en el lugar del hecho, en esa noche oscura y sin iluminación artificial, fue una situación que quizás se fue de las manos y que arribó a este trágico desenlace. Fue una situación no querida por parte del autor del hecho, producto de un forcejeo. Fue algo repentino y no esperable”, afirmó el defensor.
Los primeros testigos en pasar a declarar frente al tribunal, conformado por los jueces Isabel Méndez, Eliana Gómez Moreira y Sebastián Norniella Parache, fueron Lucas Herrera y Héctor Matías Cancino, efectivos policiales de la comisaría 4ª, y Martín Pérez y Alfredo Durán, personal de la División de Homicidios que trabajaron en la escena del crimen esa tarde y que estuvieron a cargo de las primeras averiguaciones.
Herrera y Cancino contaron que fueron alertados de la situación por el 911 y que al llegar al lugar Sánchez ya había sido trasladado hacia el Centro de Salud por un móvil de Vialidad.
Los cuatro testigos coincidieron al señalar que tuvieron obstáculos al entrevistarse con los vecinos para reconstruir el hecho. “Había algunas personas pero no querían dar sus datos para no tener problemas. Mencionaron como el autor del hecho a un tal Edgar Villafane, que vivía cerca de donde fue todo. Cuando ya tenían el nombre del presunto autor planificaron un operativo cerrojo y lograron agarrarlo”, dijo Cancino.
Pérez, por su parte, contó que al realizar un relevamiento por la zona los testigos se negaban a contar lo sucedido por miedo a sufrir represalias y dijo que les pedían quedar bajo identidad reservada.
Está previsto que a lo largo de las audiencias se presenten frente al estrado tres personas que están bajo el programa de protección de testigos y que serían claves para identificar a Villafañe como el autor del crimen.